Desde su creación, la escuela convencional fue creada para el único fin de reproducir en los niños las características del sistema imperante y generar cierta proyección de este mismo en el tiempo. Es así como sistemas se han perpetuado desde entonces, como por ejemplo el capitalismo.
En este sistema, en donde prevalece la desigualdad en todos los aspectos, la explotación por parte del opresor hacia el pueblo y sólo por la obtención de mayores bienes económicos para su acumulación de riquezas, se torna esencial el desempeño de la escuela para generar individuos competentes y capaces de reproducir el modelo y generar el crecimiento de éste. Para poder realizar a cabalidad este tipo de prácticas, el paso del tiempo y las múltiples estrategias para la dominación han hecho de la escuela un arma con variadas formas de llegada, y una de ellas es la temática en la que ahondaré a continuación.
La disposición espacial de las escuelas es claramente controlada para ser un ente moldeador de conductas, una arma de apaciguamiento dentro de los jóvenes, y un masificador que crea disposiciones especiales para el óptimo desarrollo del sistema y la rápida inmersión de los individuos en éste. También existen abismales diferencias entre los estratos económicos más altos y los pobres, en las estructuras de los colegios.
Para comenzar, fijémonos en el orden dentro de las salas, enfatizando claramente en los barrios bajos. Estructuras de concreto altas, fortificadas y casi inexpugnables, verdaderas fortalezas para que los “niños” (no olvidar su condición), no escapen ni cometan faltas a la ya estructurada y rígida manera de tratarlos. Bancos o mesas pequeñas, estructuración en el orden de las filas, limitaciones a los movimientos naturales de los niños en constante desarrollo con el afan de mecanizar sus movimientos y acostumbrarlos a las condiciones que laboralmente les serán ofrecidas. El mirar constantemente la cabeza de otro niño, durante 9 horas al dia, es algo completamente perturbador. Para los momentosde distensión, los niños tienen cierto tiempo determinado para divertirse, jugar, ser niños. Para este tipo de actividades, existe el patio de la escuela, lugar que regularmente esta rodeado de muros infranqueables y todas las salas de los establecimientos educacionales. Si lo comparamos con cualquier recinto carcelario, la diferencia no es mucha. Espacios limitados, Tiempos limitados, movimientos limitados, son parte del sinnúmero de actos represivos dentro de una escuela. No olvidar tampoco el uniforme, una cárcel individual, una corbata asemejando lo que a futuro puedes tener, zapatos, camisas y pantalones idénticos. Total pérdida de identidad individual, solo se trabaja con grandes números de “gente”.
Casinos siempre atestados de niños, infraestructura insuficiente dentro de los colegios son el reflejo claro de imponer el conformismo, el silencio, y detener las ideas que fluyen en las cabezas de los niños. Todo esto llevado por la fuerza de la costumbre.
Si miramos hacia los colegios de los segmentos acomodados y dominadores de la economía, obvservamos mayores libertades, infraestructura que facilita su aprendizaje, posibilidades para desarrollar sus conocimentos de un modo óptimo, pero todo esto, también pensado con antelación, para que sean éstos los perpetuadores del modelo, los próximos opresores. Les enseñan con fuerte formación valórica (valores del capitalismo), guiados regularmente por la Iglesia Católica o alguna religión que sirva de colchón para estos valores. Amplios campos de esparcimiento en áreas verdes, posibilidades tecnológicas, desarrollo físico y psicológico de primer nivel, con campos para todos los deportes, son algunos de los beneficios por pertenecer al segmento dominante de la sociedad.
¿Cual será nuestra posición dentro de este sistema? ¿Como podremos derrocarlo y hacer de la educación algo libre, mutuo y solidario? ¿Como destruir esos muros enormes que limitan a los niños? Preguntas que en cada una de nuestras mentes existen, y es necesario resolver.
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